Marcando el camino - itinerario parte I
"Se extiende ante nosotros como un tapiz de vivos colores y experiencias desconocidas"
A las puertas de una gran aventura y escuchando a mi compañero Héctor (tipo al que describiré en algún momento, antes o después de que algún incauto lea esto) se me antoja la travesía por el continente Latinoamericano tan enorme e incalculable como breve y abarcable.
Se habla del viaje de una forma tan
superficial que es difícil para alguien que desconoce las
dimensiones de aquel continente no imaginar un paseo rápido por
algunas ciudades y puntos de interés con un fin rápido y sin gran
esfuerzo de una caminata anecdótica. Pero todo eso son impresiones
de cristal que se romperán al primer bandazo de la realidad que todo
pone en su sitio. Ideas y cavilaciones fruto de un hambre enorme de
ver cumplido mi deseo de caminar por aquel enorme trozo del planeta;
cuna de sabiduría, cultura, conocimiento ancestral y gentes de
callosas vidas y vibrantes historias; fruto del desconocimiento
absoluto de la Pacha Mama
que
con su honda voz me llama y que late a un ritmo cada vez mas
íntimamente acorde con mi destino. Desconocimiento al que pronto
veremos abatido, dando paso a un cambio total de nuestra visión del
mundo.
Se que el
itinerario que se dibuja con el sutil y mudo deslizar de un dedo se
convertirá en la odisea mas grande en la que un tipo como yo,
marmota de sofá y mando, se habrá enfrentado jamas y que lo que hoy
son nombres y medidas, distancias dibujadas con puntitos y lugares de
tamaño infame, se convertirán en altos volcanes donde la tierra
nace, húmedos bosques donde mil ojos ocultos acechan y ciudades de
vivos colores que abrirán su abanico multicolor para recibir a dos
almas de ceniza.
Héctor habla, dibuja en el ambiente
las más bellas imágenes y yo me limito a soñar. Lo escucho esbozar
el itinerario, que empezará en Cancún y con etapas que nos
llevarán a través del sur de México por lugares que hasta hace
poco solo eran para mi la transparente silueta de unos sueños de
humo. Humo que yo mismo me ocupé de vender, humo que yo me preocupé
de inhalar para olvidarme de la espesa capa de mierda (y
perdón por la expresión) en la que se había convertido mi vida.
Como dije, el
viaje tendrá como punto de partida Cancún. Lugar donde volar
desde Europa sin quedar muy lejos de nuestros objetivos mas
inmediatos. Usaremos esta ciudad de playas de arena blanca y hoteles
de lujo para dar por inauguradas nuestras rutas mochileras por
Centroamérica. Aunque las las rutas a seguir no son del todo
claras (no podemos dibujar desde esta habitación en el este de
Alemania nada más que lineas y puntos con un rotulador sobre el
inmenso mapa, lo cual no asegura que en la práctica todo funcione de
igual modo) los objetivos son claros. Así pues usaremos Cancún
como enlace directo con Chichén Itzá; complejo
arqueológico más grande de la península del Yucatán. Desde
aquí viajaremos (como sea posible y según lo permitan las
circunstancias) hacia Chetumal; zona de cenotes donde poder
admirar la belleza mas pura entre roca y selva. Desde allí podremos
cruzar la frontera con Belice; lugar que no consideramos en
primer momento, pero que se ha visto incluido en el itinerario.
Cruzando de nuevo la frontera y regresando como el que olvido algo
atrás, nos colocamos con ganas de recuperarlo al pie de las
carreteras mexicanas;
Pirámide en la ciudad de Palenque |
El siguiente lugar
que tanto a Héctor como a mí nos llama es Palenque. Lugar
que antaño fue centros de poderosos cultos a deidades astrales y de
una infinita sabiduría que fue, junto con su pueblo, arrebatada a
fuego y sangre, y de la que hoy no somos capaces de comprender
absolutamente nada desde nuestro hermetismo egocentrista. Y lugar
hogar del enigmático Astronauta de Palenque. Siglos desde que
su alma echo a volar en esa especie de nave arcaica y nosotros aquí,
observándolo con la curiosidad en los ojos de saber y la ignorancia
del hombre de hoy día, esperando recibir respuestas algún día
sobre su verdadero viaje.
Imagino ese
momento de enfrentarme a las colosales pirámides, erguidas
desafiantes en medio de una selva profunda y viva, como postales de
otros tiempos, heraldos de otras verdades lejanas para mi; trato de
recrear de manera vana el vibrar de un centro de poder ancestral y de
sabiduría latente como aquel, el olor y las voces tenues de los
arboles que viven y velan por los secretos callados que guardan los
cientos de símbolos y grabados. Trato de soñar lo que dentro de
poco podre vivir.
Siguientes
destinos: San Cristóbal de las Casas (centro neurálgico del
mochilero en México) y Tuxtla Gutiérrez (desde donde
descendemos a la cosa del Pacífico). Arribando a Tapachula
cruzaremos la frontera con Guatemala y encaminarnos a la
ciudad de Quetzaltenango.
Ahora sí; estamos
en Centroamérica. El puente de unión entre las dos
Américas se extiende ante nosotros como un tapiz de vivos
colores y experiencias desconocidas; con el mar a ambos costados, nos
aventuramos a atravesarlo, posando nuestros ojos vibrantes en cada
calleja, mercado, volcán e historia que nos depare. Desplegamos el
alma como un lienzo en blanco esperando ver plasmado en ella la
belleza exuberante y la realidad más humana de esta tierra de
antiguas civilizaciones, en la que hoy se encuentran los herederos de
ese pasado orgulloso que saludan al nuevo día con el alma agradecida
y el espíritu de lucha necesario para alcanzar un nuevo futuro.
Continuaremos dejando un esbozo de nuestra ruta en siguientes artículos.
Esto es el comienzo de un camino muy largo, plagado de ciudades e historias, imposible de resumir y aglutinar en tan pocas lineas... así pues como aún no existe un claro camino a seguir por nuestras patitas endebles, guardaré mis muchas sensaciones para cuando pueda dibujar con mis palabras lo que Héctor me transmite con sus ojos centelleantes. Cuando tenga mas imágenes de papel en mi mente que hacer volar en el viento de mis deseos.
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