Escribir con el corazón

   Tal vez aquella persona que caiga por este blog, le preste unos segundos de su tiempo y deslice sus ojos por la hipnótica línea que ahora escribo, pueda pensar que aquí nosotros nos limitamos a describir paisajes o demos consejos mochileros y deje de interesarse por el artículo o el verdadero fin del blog e incluso olvidarse de que esto existe; o quizá sea lo más deseado por otros que buscan ese tipo de contenido y se enganchen realmente a esto. En cualquier caso, el error radica en el mismo factor:
se olvidarían de que aquí, dos jóvenes con la ilusión de aportar sus esfuerzos y energías, trabajan por trasladar la realidad más humana de un continente cuya belleza es tan inmensa como su extensión física y su ancestral cultura; de que es un proyecto que los mueve como seres humanos; un sentimiento que engarrota el alma, eriza los nervios y altera el sueño; una experiencia que modifica por completo una vida.
Aquí, dos jóvenes cargados con el aliento de todos sus seres más queridos, el de los conocidos y el de los que están por conocer, van a entregar su corazón al proyecto de sus vidas: VIVIR.


Por ello también me lanzo a escribir hoy, tras días de una semana sedentaria y cargada de porno y cine español; creo que era hora de hacerlo.

Queremos que ese compromiso de que la cara de cada ciudad sea ese reflejo puro de lo cotidiano, los extraordinario, lo horrible, lo hermoso, y lo humano de éstas, también se conozca y se pueda sentir al descubrilo rascando tras tu nuca.

Trabajaremos para que cuándo alguien necesite contar su historia o la de su pueblo, cuente con nosotros como la voz que acompañe a la suya; también, para que las personas cuya inquietud por saber (o cuya curiosidad los haga caer indefensos en la trampa) se beneficien de este medio, de manera que se conviertan en Receptores Directos de la Voz de Latino América

Además, hoy viví la agonía provocada por el impacto fulminante de todos los cabos sueltos que veo revolverse bajo las arenas de un reloj de tiempo que marca el comienzo de mi aventura. Pude sentir como rugían bajo millones de granos de arena que brillan bajo un sol lejano y arrastran el olor de otras costas; con este impacto me recorrieron como serpientes eléctricas bajo la piel esos calambrazos de las experanzas y expectativas depositadas en mí y que mueren con esta decisión. Casi hinco las rodillas en los adoquines para después besarlos sin freno.
La cantidad de sacrificios que exige y exigirá esta epopeya nuestra a nuestra familia y el sufrimiento que oprimirá el corazón de nuestros padres robándoles el sueño y arrebatándoles el aliento pesan como una losa instalada sobre nuestras mochilas; es la mayor y más pesada de nuestras cargas y también serán parte del equipaje.

Esto no es alarde arrogante (como ya dije días atrás) de un par de chavales que esquivan obligaciones y se lanzan hacia la nada, con el riesgo de flotar atrapados en ésta el resto de sus vidas, y tratan de dar ejemplo o lecciones de vida; no, este es el proyecto de dos personas que se lanzan a la carretera en dirección al lugar donde creen poder hallar su sitio movidos por un torrente de vida que hace que el horizonte vibre fulgurante, y tratan así de compartir parte de esa energía con todos.


Todo lo dicho y que concienzudamente me encargué de resaltar con negrita, son en síntesis, algunos elementos que conforman la base real sobre la que se construye nuestro proyecto. Nada de lo expuesto se ha escrito sin la ayuda de un Cleenex para secar la frente empapada de sudor o sin el consiguiente rato de desesperación que nace de la búsqueda infructuosa de la palabra idónea. Luchamos por entregar textos con un mínimo de orden y buena presencia, pero dudo que con éxito.
 Luchamos por acercar una historia humana y cargada de sentimiento con cada texto.
Aún así, crean entonces que todo cuanto escribimos los meses que aún arden detrás, lo que hoy escribimos desde un lugar en la nada y lo que escribiremos a lo largo de esos meses que ya asoman la cabeza: estuvo, está y estará escrito con el corazón.

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